Melania Gamboa
Cómo prevenir la entrada de tóxicos y químicos a tu cuerpo

“Vivimos en una sopa tóxica” es el dicho que utilizan varios médicos y expertos en el tema. Y es cierto. El cáncer, la enfermedad cardiaca, la diabetes y la demencia han aumentado en grupos de todas las edades, incluyendo los niños. Parte de la explicación es deficiencias nutricionales (comemos mucho, pero no lo que nuestro cuerpo requiere). Pero esa no es toda la historia.
Una parte fundamental de estos cambios es que desde hace varias décadas se comenzaron a usar tóxicos y químicos sintéticos de forma masiva. Ahora los podemos encontrar en nuestros cultivos, comida, envases para alimentos, utensilios para cocinar, muebles y telas tratadas, en el ambiente por contaminación del aire y del agua, en pinturas, y amalgamas. Se calcula que hay más de 70,000 tóxicos y químicos sintéticos creados por los humanos que nuestro mundo no tenía hace 100 años. También existen toxinas, que son sustancias nocivas que producen los seres vivos, como el moho, por ejemplo, cuyas esporas pueden producir serios problemas de salud.
Esta acumulación genera una carga tóxica en nuestro cuerpo, que puede ser alta o baja. Tristemente, ya no es nula, ni siquiera en recién nacidos. Y lo peor de todo es que hay personas que son genéticamente más sensibles a esta carga tóxica porque no pueden llevar a cabo los procesos naturales de desintoxicación de forma eficiente. A estas personas se les conoce como “canarios amarillos” y son los primeros en caer enfermos por intoxicación. Los canarios amarillos deben ser muy diligentes a la hora de disminuir esa carga y evitar los tóxicos y químicos sintéticos al máximo (aunque todos deberíamos hacerlo). Hay varios conceptos importantes que se deben conocer a la hora de hablar sobre carga tóxica. (Para efectos de este artículo me referiré a tóxicos y químicos sintéticos como “toxinas”, aunque sabemos que no son exactamente lo mismo, razón por la cual la palabra estará entre comillas de aquí en adelante).
El primero es que las "toxinas" son nocivas, sobretodo porque se acumulan en el cuerpo. Ellas pueden afectarnos tanto como el tener una mala dieta o fumar. Están en todo lado y no vas a poder evitarlas todas. Esto es importante de reconocer pues entonces debés hacer un esfuerzo por identificar aquellas que sí podés evitar y hacerlo a toda costa.
Hay dos formas de reducir la carga tóxica:
evitando que las “toxinas” entren al cuerpo
activamente apoyando a que el cuerpo saque estas “toxinas” de forma rápida y eficiente (mejor conocido como un “detox”)
Después del detox debés seguir evitando toxinas al máximo, para mantener esa carga tóxica baja. Para mantener una carga tóxica baja, debés tener un estilo de vida que incluye prácticas diarias para evitar la entrada de “toxinas” y apoyar la desintoxicación del cuerpo.

Te comparto una serie de consejos que podés seguir para reducir la cantidad de "toxinas” que entran a tu cuerpo.
Dejá de fumar. Hay más de 7000 químicos en el humo del cigarrillo.
Reducí el licor. Un par de copitas de vino tinto por semana probablemente no te harán daño, pero si de verdad querés reducir la carga tóxica, eliminar el licor es clave pues este le pone presión a tu hígado, que es el órgano más importante para la desintoxicación.
Los productos convencionalmente utilizados para limpiar y aromatizar tu hogar están llenos de compuestos que dañan tu salud (desinfectante, cloro, aromatizante, limpiadores, etc). En lugar de productos químicos fuertes de limpieza, cambiá a vinagre, agua y aceites esenciales (los cítricos son maravillosos para limpiar, inclusive la grasa y no dañan tu salud). Dejá de usar aromatizantes para el hogar que son veneno para tu cuerpo. ¿Querés que tu casa huela agradable? Optá por un difusor y aceites esenciales puros y de calidad.
Evitá todos los productos de limpieza y cuidado personal que contengan la palabra perfume, parfum o fragancia. Las fragancias son disruptores endocrinos, es decir, crean caos en el sistema que produce y regula hormonas, desde las sexuales hasta aquellas que regulan el crecimiento, los fluidos corporales, el metabolismo, entre otros. ¿Esto incluye a los perfumes? Por supuesto. Si te hacen falta, podrías crear tu propio perfume a base de aceites esenciales, como por ejemplo jazmín, rosa, Ylang ylang, cítricos, lavanda, cedro nerolí, etc.

¿Sabías que tu piel y cuero cabelludo absorben muchísimo de lo que le ponés encima, incluyendo “toxinas”? Para esto podés reducir la cantidad de productos que te ponés en la piel y tu cabello y cambiar a productos a base de ingredientes naturales y seguros, que lo veremos más adelante. Hacete la siguiente pregunta. ¿De verdad necesitás tanto maquillaje, lociones y tintes? Menos es más. Y si ya estás en esa edad como yo, abrazá tus canas. Se ven lindas. :)
Los antitranspirantes bloquean las glándulas sudoríparas que necesitan sacar toxinas a través del sudor. Además, el aluminio en antitranspirantes usados por años está correlacionado con un aumento de cáncer de mama. Por esta razón, dejá de usar antitranspirante, sin embargo, no es necesario que dejés el desodorante. Podrías optar por desodorante de alumbre que es bastante eficiente en eliminar el mal olor y contiene solo un ingrediente.
Migrá a marcas a base de ingredientes naturales y seguros. Podés informarte con la página de Skin Deep de EWG: https://www.ewg.org/skindeep/ Yo en lo personal uso la marca Bare Minerals para mi maquillaje, uso jabones El Sapo, utilizo productos de cuidado personal de Doterra y hago mi propio shampoo con té verde, glucósido de coco y sábila.
Si vas a pintar tu casa, aplicar insecticida o usar cualquier otro tipo de químico, abrí bien las ventanas por un buen rato para que se disipen las “toxinas”. Investigá si hay marcas menos tóxicas. Evitá pasar tiempo en lugares en donde se procesan o venden productos químicos. Si tu salario depende de eso, usá mascarilla, guantes y trajes protectivos.
Dejá de usar plástico. El plástico contiene “toxinas” que dañan a nuestro cuerpo y al planeta. Invertí en una botella de acero inoxidable para cargar agua. Invertí en recipientes de vidrio para guardar alimentos (sobretodo aquellos grasosos).
Instalá un buen filtro de agua. Cualquier filtro es mejor que ningún filtro, pero la ósmosis inversa es la mejor opción para eliminar cualquier residuo.
Evitá comer pescados grandes como atún, tiburón y pez espada que acumulan más metales pesados como el mercurio. Optá por pescados más pequeños como bacalao, salmón y sardinas que tienen bajo contenido de mercurio. Nota importante: Cuando hablo de pescado pequeño no me refiero a pescado juvenil, me refiero a pescados adultos que naturalmente son de tamaño pequeño. El comer juveniles no es sostenible. Para los costarricenses, todos los pescados locales son bajos en mercurio.
Evitá comida chatarra y altamente procesada que usualmente está llena de azúcar, aceites vegetales refinados, preservantes, colorantes y saborizantes. Preferí comida fresca, cocinada en casa, con ingredientes saludables.
Lavá todas las frutas y vegetales y desinfectalos con agua, vinagre y aceites esenciales de cítricos por 15 minutos.
Comé comida orgánica, si es posible, sobre todo la proteína animal. Esto es porque los pesticidas en las plantas y los residuos en la proteína animal afectan tu salud y la de tu microbiota. Este artículo te explica cómo priorizar las compras orgánicas.
Limitá el uso de medicamentos. (Por favor no eliminés medicamentos prescritos sin antes hablar con tu médico.) Todo medicamento puede producir efectos secundarios y contiene “toxinas” que van a poner a tu hígado a trabajar sobre tiempo. Optá por crear un botiquín natural a base de hierbas y aceites esenciales.
Reducí el uso de electrónicos. El celular, el wifi, el bluetooth y electrónicos ocasionan daño a tus células. Algunos “canarios amarillos” tendrán que evitarlos por completo, pero para otras personas será suficiente tratar de reducir su uso. ¡Sobretodo los niños!. Si no los podés evitar, tratá de alejarte lo más posible de ellos y de poner el modo avión en todos los momentos posibles. Nunca pongás un teléfono en tu bolsillo sin antes ponerlo en modo avión.
Reducí el estrés. El estrés es tóxico para el cuerpo, la mente y el espíritu. Te invito a leer más sobre este tema aquí.
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Referencias
https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC5561392/
https://jnnp.bmj.com/content/75/suppl_3/iii29
https://adc.bmj.com/content/89/3/244