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  • Foto del escritorMelania Gamboa

El día de la pajilla carioca misteriosa


Un vaso de caipirinha con una pajilla de material misterioso.

Hace unas semanas tuve la oportunidad de ir a Sao Paulo y Rio de Janeiro para el trabajo. ¡Un país muy lindo y la gente super agradable! En Sao Paulo hay mucha oferta de restaurantes y varios ofrecen opciones sin gluten. Inclusive, encontré una panadería, Lilori, no solo sin gluten, si no también sin lácteos y sin huevo. ¡Que felicidad!

Vean la leyenda en la puerta: "Prohibida la entrada con alimentos. La contaminación cruzada es cosa sería." ¡Wow! Por si alguna vez están por ahí, les recomiendo que los visiten.

Otro restaurante rico, 100% sin gluten y con todo tipo de comidas que les recomiendo es Nambu Cozinha de Raíz. Las tostadas con queso crema de almendras y tomates son un éxito.

Pero bueno, de vuelta a nuestra historia.

Estando un sábado en Rio de Janeiro con mis dos amigos, Ester y Roberto, decidimos comernos algo y tomarnos unas caipirinhas. De las de verdad. Con cachaza y de todo. Entramos a un restaurante lindo en donde el mesero que nos atendió tomó nota de todas las alergias y se aseguró que mi plato viniera sin gluten y sin alérgenos. Nos llegaron las caipirinhas con una pajilla (popote, paja, pitillo, caña) larga, bonita, muy firme y sin sabor. Lo lindo de Brazil es que el tema de disminuir el uso de plástico se ha ido volviendo más común, así que muchas de las pajillas que nos dieron durante el viaje fueron compostables. Sin embargo, estas se veían diferentes, parecían como de madera, inclusive potencialmente reutilizables.

Comimos rico, nos tomamos la capirinha, inclusive mordiendo la pajilla varias veces para tratar de identificar el material, pero nunca lo logramos. Así que ya saliendo del restaurante le preguntamos al mesero: ¿De qué están hechas estas pajillas?" Su respuesta fue algo que sonó como: "Macajón" Me detuve y le pregunté: "¡¿Macarron?!", Y asintió.

¡PLOP!

A mi se me cruzaron los ojos de la sorpresa y volví a ver a mis amigos. Fue un momento bastante inesperado. Luego todos nos comenzamos a reír. Yo para no llorar, ellos de congoja y al final todos juntos en diversión.

A ver les cuento. ¿Me enfermé? Sí. Un poquito. Pero la verdad, no le puedo echar la culpa solamente a la pajilla de macarrón. Una noche de caipirinhas puede matar la pancita también. Pero no me quejo. La pasamos super bien, bailamos al atardecer sobre una roca en Ipanema al son de una banda hippie. Una vez de vuelta en Sao Paulo me hice mi caldo de pollo estrella que sana la pancita y poquito a poco me fui recuperando.

Los errores y las sorpresas son parte de nuestro estilo de vido sin gluten y alérgenos. A veces hay que tomarlo con calma y con buena actitud. Y si todo falla, levantar el vaso y decir ¡salud! ;)

Melania sosteniendo una caipirinha con la pajilla de macarrón

Esta foto la tomamos antes de enterarnos sobre el material de la pajilla. Era para enseñarle a mi familia la pajilla tan particular. Jajajaja. Terminó siendo perfecta para las Glutaventuras... después de que Glutino apareció. ;)

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¿Tenés una Glutaventura que querés compartir conmigo? Puede ser escogida para que salga en nuestro blog. Escribime a info@canelawellness.com

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