Melania Gamboa
El día del cuchillo contaminado y la comida olvidada

Te podés preparar en todo sentido para evitar el gluten. Pero a veces... los servicios de catering no ayudan. :(
En los últimos meses he tenido que dar una serie de talleres. Lo difícil para cualquier celíaco o persona sensible al gluten durante talleres o conferencias es obviamente la comida. Sin embargo, para estas dos ocasiones yo estaba tranquila porque yo misma había hablado con ambos servicios de catering. Ay de mí. Aquí van mis dos experiencias:
1. Para el primer taller hablé con la dueña del catering y me aseguré de explicarle con detalle el concepto del gluten, cómo evitar la contaminación cruzada, el gluten escondido, etc. Fue muy especial: me trajo una lasagna especialmente para mi, en un pyrex completamente separado y me comentó que había tenido los cuidados necesarios al prepararla. En segundos, tomó el cuchillo sucio con el cual se había cortado la lasagna normal y cortó la mía en 4 pedazos. No me percaté hasta el último momento, pero el daño ya estaba hecho - los bordes internos de la lasagna completamente contaminados. La respuesta de la señora fue: "Ay... es que como no estoy acostumbrada a esto..." De verdad se sintió mal, pero ¿Y ahora qué hacía yo? Opté por cortar las 4 pequeñas esquinas que tal vez no habían sido contaminadas y comerme eso. Tal vez otros no se las comerían y eso lo entiendo, lo respeto y reconozco que sería lo correcto. En este caso, comía o me desvanecía. Las esquinas fueron mejor que nada.

2. En el segundo taller hablé con la empresa de catering (otra completamente diferente) y les volví a explicar mi situación completa. Quedamos en que me traerían un platillo sin gluten y sin alérgenos. Esa misma mañana hablé con el mesero y revisamos una documentación que acompaña la comida y me dijo "sí, aquí está toda la información de la comida especial, no hay problema". Cuando llegué al almuerzo me dijeron: claro, usted puede comer todo esto: apuntaron a la pasta y un pastel de vegetales con huevo (a lo cual soy alérgica). Les expliqué que no. Que tenía que haber un plato especial para mi porque yo lo revisé con la empresa con antelación e inclusive con uno de los meseros en la mañana. Pero nunca apareció. No la habían metido. Una hora más tarde, me trajeron un bistec de carne que cocinaron por separado y me lo dieron, que me hizo pasar vergüenzas porque era un taller era de comida vegetariana y yo era la única que comí carne.
Ese es siempre el dilema con los celíacos o sensibles al gluten cuando asumimos que todo va a salir bien. Por eso es que siempre reitero que aún cuando las cosas están claras y listas y todo parece que indicar que vamos a tener nuestra comida especial, debemos ir preparados. Debemos tener meriendas de emergencias para este tipo de situaciones. Injusto y cansado, podría ser. Pero definitivamente necesario.
¿Tenés una Glutaventura que compartir? Escribinos un correo a info@canelawellness.com con tu experiencia y podría ser publicada en nuestro próximo boletín. ;)